La pérdida de erección durante la penetración es más común de lo que se cree y, en la mayoría de los casos, no significa que exista un problema grave. El estrés, la ansiedad, el deseo de hacerlo bien, el momento de ponerse el preservativo o incluso la presión por cumplir expectativas pueden afectar el mecanismo de la erección.
Si esto ocurre de manera ocasional, no hay razón para alarmarse. La erección es un proceso sensible que puede verse influenciado por factores físicos y emocionales. Sin embargo, si la pérdida de erección se vuelve recurrente, especialmente en situaciones específicas o con la misma pareja, es importante evaluar qué puede estar sucediendo.
Un indicador clave es si la persona mantiene erecciones al masturbarse, al despertar o en otros momentos del día sin problema, pero solo experimenta dificultades durante el sexo con otra persona. En estos casos, la causa suele ser psicológica, relacionada con la ansiedad de desempeño o con creencias sobre la sexualidad.
¿Qué hacer?
No te presiones: El miedo a perder la erección solo aumenta la probabilidad de que ocurra.
Explora el placer sin prisas: La penetración no es la única vía para disfrutar. Dar espacio a los juegos previos y descubrir nuevas formas de placer puede aliviar la ansiedad.
Comunicación abierta: Hablar con tu pareja sin vergüenza puede reducir la presión del momento.
Consulta con un especialista: Si el problema persiste, acudir a un sexólogo puede ayudarte a comprender su origen y encontrar herramientas para superarlo.
Recuerda que el placer no se mide en función del rendimiento. La clave está en disfrutar, sin presiones ni expectativas rígidas.
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