Los niños se van. ¿Y quién se queda? “Creamos niños para el mundo” – escuché decir a la gente. Y hoy estoy de acuerdo con eso. El matrimonio permanece y si no lo cuidas, él también se irá”. La vida es un ciclo que se repite. Y la madurez que nos alcanza, como un boxeador lleno de experiencia, nos obliga también a reflexionar sobre palabras que vuelven a nuestra memoria así, sin más.
Eso no significa que no crea que los niños sean lo más valioso en la vida. Si ellos son. Son nuestra extensión, nuestra verdadera herencia para el mundo. Realmente tenemos que cuidar nuestro matrimonio, para que sea saludable después de que los niños se hayan ido. Sí, tenemos que seguir cuidando la relación. Porque los niños crecen y empiezan a irse, poco a poco, sutilmente.
Primero llega el colegio y ya tienes esas horas de silencio en casa. Un silencio pacífico y a veces solitario. Si pierdes la costumbre de hablar con tu pareja, cuando llegue ese silencio no sabrás qué hacer con él. Serán simplemente dos extraños compartiendo la misma casa, pero ya no la misma vida. Sí, necesitamos cuidar permanentemente a nuestro amor, a nuestra pareja. Porque los hijos se van poco a poco, hasta que llega el noviazgo, la graduación, el matrimonio y finalmente, en ese ciclo preciso que es la vida, sólo queda la pareja haciendo las mismas cosas rutinarias, como preparar una comida, ir al supermercado, acostarse. en la cama, en la misma casa y hablando de la vida o del día, mirando al techo.
Si permites que la presencia de tus hijos prevalezca sobre tu matrimonio, cuando ellos partan para salvar sus vidas (y se irán, como tú también lo hiciste), estarás a solas con un extraño con el que has decidido vivir todos los días de tu vida. su vida. Te quedarás, envejecerás, necesitarás ese mano a mano, con pasos lentos y camisas a cuadros para dividir los días que no tienen por qué ser solitarios. Pero para llegar allí, supongo que debemos cuidar bien la relación.
Porque un día los hijos se irán, pero el matrimonio permanece y hay que nutrirlo para no morir de deshidratación.Los niños se van. ¿Y quién se queda? “Creamos niños para el mundo” – escuché decir a la gente. Y hoy estoy de acuerdo con eso. El matrimonio permanece y si no lo cuidas, él también se irá”. La vida es un ciclo que se repite. Y la madurez que nos alcanza, como un boxeador lleno de experiencia, nos obliga también a reflexionar sobre palabras que vuelven a nuestra memoria así, sin más.
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