Siete de enero de 2024, rebajas. La calle llena de gente. Veo mujeres con sus abrigos de piel. Chicas arregladitas. Parejas con sus hijos y, aquí, todos tienen algo en común: brazos con bolsas de compras. Me he sentado en un banco en la plaza de Vigo y me quedé por algunos minutos, mirando la expresión facial de la gente. No había expresión de felicidad. La mayoría cargaban compras, estaban con su mejor prenda de ropa, pero no había ninguna expresión de alegría. Somos una sociedad que estamos acostumbrados a todo qué sea rápido y a vivir en la superficie. Una sociedad líquida. De vida amoldada a la cultura consumista y basada en un clic, a relaciones deducidas y a un sexo recopilado.
¿Qué las rebajas nos enseña sobre el amor y sexo?
Viendo toda aquella gente caminando hacia uno solo propósito: a comprar. Cómo el objetivo para ser alguien tenemos que poseer, consumir. Es la sociedad mezclada con el marketing que dita lo que debemos comprar, como sé comportar dentro y fuera de la cama. Somos como marionetas en sus manos. Nos inducen hacia una necesidad que no necesitaríamos tener. Y, así sucede con la vida sexual de una grande parte de parejas. Viven como marionetas en las manos de una cultura que, a todo tiempo, está diciendo como debemos actuar en la cama, las posiciones que asegura orgasmos estupendos. Que a través de marketing nos lleva a comprar vibradores que garantizará orgasmos en dos minutos y, así, educando a las mujeres a tener un orgasmo instantáneo y sin placer. Porque para placer requiere tiempo y, me parece que tiempo es algo que ya no tenemos para el sexo y el amor. El consumismo está afectando las relaciones sexuales. Queremos un sexo bueno, satisfactorio, con poca educación sexual adecuada y falta de diálogo.
La vida sexual de una grande parte de las parejas está en rebajas y rebajas permanentes. Las rebajas ha llegado en la vida íntima. Hay una disminución en el interés en la cama. Poca iniciativa en buscar respuestas para la falta de placer en las sábanas. Ya no tienen sexo y cuando hay es por insistencia de una de las partes. Lo peor no es la falta de encuentros íntimos, es que ya nadie habla sobre los desajustes entre sí. Hay un silencio absoluto. Nadie habla y todos fingen que no pasa nada. Hay rebajas de la libido, en la calidad erótica de la pareja. Rebajas en los besos, en los abrazos, en los toques. Las rebajas revela que estamos más interesados en comprar y ponernos guapos y, que no ponemos el mismo interés para tratar los problemas en nuestra vida sexual.
Ojalá que salgamos con la misma energía y motivación para cuidarnos de nuestra vida sexual.
Por Claudia Carvalho
Sexóloga
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