Buenos días,
¿Cómo estás?
Una llamada.
Voy a verte.
Pasé por la tienda, me acordé de ti y te traje un detalle.
Un abrazo.
Un beso robado.
Una mirada llena de cariño.
Un apretón en las caderas, una palabra susurrada al oído.
Un paseo.
Una charla.
Un orgasmo.
Un deseo.
Un "estaba pensando en ti".
Un vino.
Un "te quiero".
Una canción.
Una chimenea.
Un amor.
Una caricia.
Una explosión de placer.
Una oración.
Un agradecimiento.
Llegan momentos en la vida en los que dejamos de buscar cuerpos; el sexo casual ya no encaja con nuestras afinidades.
Alcanzamos una etapa en la que lo que realmente deseamos es un amor tranquilo, con el sabor de una manzana mordida.
Queremos amor, sexo, complicidad, locuras, amistad, tranquilidad... Y eso no se encuentra: se construye con el tiempo y en el tiempo.
Por Claudia Carvalho
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