Si nos paramos a pensar, el amor siempre se representa de forma conflictiva. En canciones, películas, telenovelas terminamos pensando que el amor hay que sufrirlo para que sea amor verdadero. Todo el mundo quiere tener la suerte de vivir un gran amor... pero la verdad es que el amor no tiene que ver con la suerte.
¡Perdona los hermosos textos de la semana pasada, pero hoy vamos a hablar sobre el amor aquí en el blog!

Hacen días que tengo observado la elegancia de un amor tranquilo en determinadas parejas. Cuando las miro me quedo pensando: para llegar a esa edad juntos, ellos tuvieron días que necesitaría de atención, días que necesitarían de espacio, días que lo único que necesitaba es alguien que comprenda. Creo que tuvieron días de conversaciones incómodas, que a uno le dolió más que el otro, pero que poco a poco fueron reconciliados y sanando la herida. El amor no tiene que haber con la suerte. Y eso se llama ESFUERZ.
Amor tranquilo es un amor valiente que sacia la sed con saliva. Amor tranquilo es cuidado en las pequeñas cosas, las caricias diarias, las risas tontas, las conversaciones sencillas y los calentones inesperados. Y eso, no es suerte. Es construcción. Amor tranquilo es un amor con madurez emocional, con sus imperfecciones, diferencias y opiniones contrarias, pero con paciencia.
Amor tranquilo, es sinceridad, asegurarse de que perteneces a los brazos de esta persona. Es estrechar las manos, recostar sobre la espalda, es tocar la barba y erizar la piel y, para todo eso, no necesita ser ligero, necesita ser recíproco, real, necesita ser una decisión y no una sensación.
En la realidad yo cambiaría las flores y los chocolates por una buena charla, dejo las mariposas en el estómago, por la certeza de que te veré en la mañana.
Por Claudia Carvalho
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