No hay nada mejor que alguien que te respete, que te cuide, que te considere. Que te vea, que te reconozca. Que te quites los zapatos al entrar a tu mundo y camines con delicadeza al acceder a tu corazón. Que te sientas segura de ser tú, que puedas relajarte y demostrar lo que sientas. No hay nada mejor que eso.
No hay nada mejor que saber que puedes ser lo mejor de ti, tu esencia, tu verdad, y que al día siguiente vas a encontrar esa persona, y cuanto más te entregues, más se entregará esa persona también. La reciprocidad de entrega será precisamente lo que sellará el vínculo. No hay nada mejor que entender que una relación deliciosa es una relación como esta, que no necesitas esconder tus sentimientos ni lo que eres, lo que percibes y mucho menos tus vulnerabilidades.
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