top of page

Dejen de fingir orgasmos

  • Foto del escritor: Claudia Carvalho
    Claudia Carvalho
  • hace 11 minutos
  • 1 Min. de lectura

José es un hombre como muchos otros que han aprendido cómo tener sexo a través de las películas para adultos.

Sus exparejas decían tener orgasmos durante la penetración. Ellas gemían alto, él provocaba squirts con los dedos y, para José, todo eso era sinónimo de ser “bueno en la cama”.


Con su pareja actual, Carla, la experiencia es distinta. Ella no suele gritar, no disfrutó la experiencia del squirt y tampoco tiene orgasmos con la penetración.

José le ha dicho a Carla que ella tiene bloqueos y que él siente que ella finge el orgasmo porque no grita.


Cuando las mujeres fingen orgasmos o reproducen escenas aprendidas de la pornografía, solo refuerzan mitos perjudiciales para la salud sexual femenina.


El problema no es Carla, es el marco.

José no es “el villano”; es el resultado de una educación sexual basada en la pornografía. El conflicto aparece cuando ese guion se toma como verdad universal. En ese punto, Carla deja de ser sujeto de deseo para convertirse en una prueba de rendimiento.


Cuando una mujer finge orgasmos no solo “protege” el ego del otro: valida prácticas que no le dan placer y perpetúa la idea de que el cuerpo femenino funciona como en las películas.

Esto tiene consecuencias reales en la salud sexual y emocional.


Gritar o squirtear no son indicadores de placer.

José acusa a Carla de fingir cuando, en realidad, ella es la primera que está siendo cuestionada por no encajar en un modelo ajeno.



Pide ru cita previa 623 365342


Comentarios


bottom of page