
Penetrar su mente
- Claudia Carvalho
- 18 jun
- 1 Min. de lectura
Hacer sexo es fácil.
Lo difícil es atravesar al otro.
Es bajar las defensas, acariciar el miedo, desvestir las emociones.
Penetrar su mente.
Porque la mente erótica no se abre con un cuerpo, se abre con un vínculo.
Es un santuario. Y a los santuarios no se entra corriendo, se entra en silencio.
Para follar una mente se necesita tiempo.
Se necesita mirarla de verdad. No como un objeto, sino como una constelación viva.
Esa mujer —esa que arde con una sola palabra bien dicha— no está en el catálogo de Internet.
No se alquila. No se comparte. No se repite.
Su mente solo se abre con amor, con respeto, con deseo que escucha.
Pide saliva, sí. Pero también pausa.
Ritmo. Diálogo. Fantasía.
Pide que la mires con hambre… pero también con ternura.
Porque el verdadero sexo no ocurre en la cama.
Ocurre cuando alguien logra, de verdad, tocarte la mente.
Por Claudia Carvalho
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