CUANDO EL DESEO NO COINCIDE: LO QUE PASA EN LA PAREJA
- Claudia Carvalho
- 9 abr
- 1 Min. de lectura
La falta de libido en una relación no siempre tiene una explicación simple. Puede estar vinculada a estrés, cambios hormonales, conflictos no resueltos, inseguridad corporal, agotamiento emocional o simplemente a una desconexión con el propio deseo. No siempre tiene que ver con la pareja o con la atracción: muchas veces, quien pierde las ganas también pierde conexión consigo.
Pero, ¿qué pasa con la otra persona?
Cuando el deseo no es correspondido, quien lo expresa puede sentirse rechazado, poco atractivo, frustrado o incluso culpable por “necesitar” más de lo que el otro puede o quiere dar. El sexo, en una relación íntima, no es solo un acto físico: es también una forma de conectar, de sentirse querido, deseado y elegido. La ausencia constante de deseo puede dejar al otro en un lugar de espera silenciosa, donde el afecto se confunde con el rechazo.
Ahora bien, ¿eso significa que una persona debe tener sexo sin ganas solo para no herir al otro? No. Obligar el cuerpo a algo que no desea puede ser tan dañino como rechazar sin explicación. La clave está en encontrar formas de intimidad que no siempre impliquen el coito, pero sí el encuentro: caricias, conversaciones honestas, juegos, miradas, gestos que mantengan viva la conexión. El deseo puede volver si se trabaja desde el vínculo, sin culpas ni presiones.
El sexo no se “cumple”, se comparte. Y para compartirlo, es necesario hablar, escuchar y reconstruir juntos un lenguaje íntimo donde ambos puedan sentirse deseados, libres y seguros.
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