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La verdadera dificultad sexual femenina

  • Foto del escritor: Claudia Carvalho
    Claudia Carvalho
  • hace 6 días
  • 2 Min. de lectura

La mayoría de las mujeres no tiene dificultad en lograr el orgasmo. La verdadera dificultad está en la fase de la meseta.

 

Antes de que alguien, sin conocimiento, me lleve la contraria, quiero dejar claro que esta es una teoría que estoy desarrollando y, hasta donde sé, soy la primera sexóloga en formularla.

 

Cuando empecé a crear Lo Nunca Visto, la primera exposición del mundo sobre el placer femenino, busqué estudios académicos y libros sobre el tema. Lo único que encontré fue: “cómo tener orgasmo en tres minutos”, “la posición infalible para llegar al orgasmo”, “cómo tener varios orgasmos”. Una y otra vez, el foco estaba únicamente en el orgasmo.

 

Pero confundimos conceptos: placer, orgasmo, squirt, sonidos… todo lo mezclamos con llegar al clímax. Y no: el placer no es sinónimo de orgasmo. El orgasmo forma parte del placer, pero no lo define por completo.

 

Podemos tener una relación sexual llena de placer, sin orgasmo, y aun así ser plenamente satisfactoria. También podemos tener un orgasmo en una relación sexual que, en cambio, no sea placentera ni satisfactoria. Esto demuestra que como sociedad no sabemos diferenciar entre placer, orgasmo y satisfacción.

 

La respuesta sexual humana está compuesta por varias fases: deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución (también llamada periodo refractario en los hombres).

 

Lo interesante es que muchas veces iniciamos una relación sexual excitados, pero sin deseo; y otras, con deseo pero sin excitación (este tema lo explicaré en detalle en mi próximo libro). Sin embargo, lo que casi nunca se dice es que la gran mayoría de mujeres no solo finge el orgasmo, sino que tiene dificultad en la fase de la meseta.

 

Porque si no logramos aumentar y mantener la excitación en esa fase, simplemente no alcanzamos el orgasmo.

 

Tanto hombres como mujeres creen que el hecho de que la mujer esté lubricada es suficiente para que llegue al clímax. Pero desconocen algo fundamental: no es lo mismo la lubricación natural que la lubricación producto de la excitación.

 

La falta de educación sexual, de diálogo y de autoconocimiento hace que muchas mujeres no logren un clímax. Y, además, lleva a que se piense que gemir alto es sinónimo de orgasmo, cuando claramente no lo es.

 

La verdadera dificultad sexual femenina no radica en alcanzar el orgasmo, sino en sostener la excitación durante la fase de la meseta. Reconocer esto cambia por completo la forma en que entendemos la respuesta sexual, el placer y la educación erótica. Mientras sigamos reduciendo todo al orgasmo, seguiremos invisibilizando la complejidad del placer femenino. Es hora de abrir el diálogo, replantear lo aprendido y educarnos para vivir una sexualidad más consciente, plena y satisfactoria.

 

Por Claudia Carvalho 

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